¿Qué es la Logopedia?

La logopedia tiene como finalidad: la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la evaluación integral de los trastornos de la comunicación humana: ya sean éstos trastornos del habla o del lenguaje.

El área de actuación de la logopedia y el ejercicio de la profesión se desarrolla en varios entornos: educación, el lingüístico, el conductual, el clínico, etc.

¿En qué situaciones sería conveniente hacer una consulta a un/a logopeda?

Siempre que los padres, el/la pediatra o profesor/a lo encuentren conveniente, ya que son los primeros observadores directos de los niños/as.

Existen muchos indicadores y síntomas a tener en cuenta, entre ellos, podemos nombrar:

  • Que no se comprenda cuando hable el niño/a.
  • Que con frecuencia el/la niño/a “se coma sonidos”, o que agregue otros sonidos.
  • Que respire con la boca abierta.
  • Que tenga dificultades para pronunciar algún sonido.
  • Que se encuentre afónico con frecuencia.
  • Que manifieste que no escucha bien.
  • Que no discrimina ruidos de sonidos.
  • Que no hable o hable muy poco.
  • Que presente cambios muy drásticos en la voz.
  • Que presenta alteraciones físicas, por ejemplo: parálisis cerebral, espina bífida, etc..
  • Que presente alteraciones sensoriales.
  • Que presenta retraso general en el desarrollo y el lenguaje.
  • Que se descentra con facilidad ante cualquier situación de la vida diaria.
  • Que no logra seguir consignas lingüísticas simples.
  • Que presente dificultades a la hora de escribir o leer correctamente.

¿Cómo pueden ayudar los padres en nuestra intervención?

  • Cultivando la comunicación con su hijo/a en un amplio sentido de la palabra.
  • No utilizar diminutivos cuando hablan con el niño/a
  • Escuchar atentamente todas las aportaciones, tanto gestuales como verbales que el niño/a exprese.
  • Potenciar y reforzar la riqueza del vocabulario del niño/a, ofreciéndoles variedad de ejemplos y diferentes contextos en donde incluir el inventario de palabras.
  • Promover situaciones en los que los niños/as se comuniquen con más miembros de la familia y si es posible, con toda la gente que circunda.
  • No imitarlo cuando habla, ni tampoco deformar sus palabras.
  • Hacer de las situaciones cotidianas (la comida, el baño, etc..) momentos de aprendizaje.
  • No llevarlos a situaciones de estrés ante la insistente repetición de fonemas.
  • Estimular los progresos con efusividad. Aplaudir sus logros.