A veces no es necesario recurrir a la cirugía estética,

pues podemos utilizar las técnicas más modernas en medicina estética para lograr el mismo resultado.

El injerto graso es una cirugía que infiltra grasa en las zonas del rostro que aparecen demacradas o delgadas debido al paso del tiempo, o simplemente cuando se busca cambiar el contorno facial.

La grasa que se infiltra se extrae directamente del cuerpo del paciente, para luego colocarse en las áreas deseadas.

El primer paso es confirmar que está en condiciones de someterse al procedimiento.

Una vez se obtengan los resultados del examen prequirúrgico y éstos confirmen que está en condiciones óptimas para realizarlo, se marcará las zonas donde se realizará la infiltración, así como también las que actuarán como donantes; luego se tomará fotografías de las áreas para poder comprobar los cambios que se han producido.

Se procede a anestesiar localmente para poder dar comienzo a la operación.

En primer lugar se succionará la grasa de la zona dadora a través de una pequeña cánula; acto seguido, se procesará la grasa para que esté en condiciones de infiltrarse en los Gluteos.

Al terminar la cirugía, se limpiará la zona y se colocarán vendajes en la zona. Además, se  prescribirá ciertos medicamentos que le ayudarán a reducir el malestar de la zona dadora y de la receptora.

También deberá tomar antibióticos para que el post-operatorio transcurra sin problemas.

Durante el post-operatorio notará que las áreas tratadas se encuentran hinchadas, o con moretones; estos dos síntomas se irán disipando a medida que transcurre el reposo indicado.

Se debe deber aplicar hielo en las zonas tratadas, así como también higienizar y cuidar las áreas.

Podrá volver a las  actividades laborales regulares a los diez días de la cirugía.

Como cualquier  cirugía esa tecnica tiene el riesgo de infecciones, asimetría facial, sangrado y los riesgos del uso de anestesia.

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Medicina Estética